La cadena del ser
Mira como desciende mi cuerpo
y transforma cada una de sus innumerables
partículas
en sublimes espacios de alma.
Aún vivo en un mundo ptolomeico
como si una piedra fuera
el centro del firmamento.
Tu rostro quiso ser cliché
estereotipo de algo que no te corresponde.
Dame tu perla negra
dame tu vientre sereno.
El universo gira en la punta de mi nariz
cuando de madrugada
finalmente
toco tu sinceridad.
Octubre en llamas
a Arthur Rimbaud
En cierta boca desdentada
se alinea una distraída sonrisa
que colma de gozo a quien la fragua,
como una mosca sobre el mar,
como una carcajada partida por el espanto.
En ocasiones fuiste mártir renunciado,
frase entre dientes, sangre maldita.
Efebo del Marne, andarín alumbrado,
como luna en digna soledad
ves el mundo al revés,
como corsario de la existencia
levantas tu espada de hechos
y derrotas a la palabra
y al hombre que la enuncia.
CUATRO poemas de amor
I
Fragancia de una tarde calurosa
donde vibra mi cuerpo íntegro.
Y me siento plateado,
amorfo
y solsticio.
Te he bailado y zapateado,
simplemente es un despertar.
¿Adónde estaba buscando?
Y me siento plateado,
amorfo
y solsticio.
Aclaremos estos puntos,
durmamos horas extasiadas
frente a un rostro perla oscura.
Allí, donde una parte de mí ansía,
donde una parte de mí desespera,
donde afloro
tarde y verano,
solsticio.
II
Y ese ungir de manos en tu cuerpo vasto,
y ese salpicar de piernas inquietas.
Sortilegio de las tardes y las noches.
Escaramuzas renovados dentro mío
que buscan la marca premonitoria,
la esfera de tu ser.
III
Flotabas, al aire el cuerpo
de tu cuerpo frío y calcinado.
¿Dónde acaso fuiste más de lo que pareces?
Para elevarte conquisté diversos aires,
donde el cuerpo es materia,
donde el espíritu se bambolea.
Te encontraré nuevamente, puertas chirriantes,
te buscaré allá, en el aire helado
y en el fuego que no cesa.
Esperaré con ciencia y arte
el nueva advenimiento, la parusía,
acá, en este lugar desolado,
desvastado por la belleza y la adormidera.
Acá
donde empieza y culmina el desierto,
acá,
nos uniremos.
IV
Mira lejos de las luces y las sombras
y verás algo que no es claro ni oscuro.
Mira cómo se desenvuelve el aire
y flota lo que comúnmente caería.
Los ángeles han palidecido ante esta visión.
Los demonios han palidecido ante esta visión.
Mira allá y sólo estarás tú,
o lo que resta de tu espíritu
o lo que resta de tu cuerpo
o lo que apenas puedes intuir.
Nació en Chabás en 1963. Ha publicado Viento y azar (poesía, 1989), Simple blues (novela, 2000; Primera Mención Concurso Novela Policial realizado por la Universidad Nacional de Rosario), Poemas erráticos (poesía, 2001), Fermento (novela, 2003), Poetas de Rosario: Desde la otra orilla (Granada, España, 2004), Mujeres golpeadas (narraciones, 2008). Colabora y publica en diversos medios. Participó en la organización del Festival Internacional de Poesía. Es director de la editorial Ciudad Gótica.